𝐒𝐞ñ𝐨𝐫 𝐉𝐞𝐬ú𝐬,
En este domingo, día consagrado a Ti,
elevo mi alma en gratitud y esperanza.
Hoy me recuerdas que no estoy solo
en esta misión: Tú me has prometido
al Espíritu Santo, el Defensor, el que
me fortalece cuando me siento débil,
el que habla en mi interior cuando
no sé qué decir. Qué don tan inmenso,
Señor, que el mismo Espíritu del
Padre viva en mí.
Quiero vivir este domingo con
conciencia de que soy tu testigo.
No solo por lo que diga, sino por cómo
viva, cómo trate a los demás, cómo
celebre este día santo.
Que mi familia, mis amigos, incluso los
desconocidos con los que me cruce,
puedan percibir en mí la presencia del
Espíritu de Dios.
No permitas que el domingo se
convierta en rutina o descanso vacío:
que sea día de encuentro contigo.
Espíritu Santo, ven sobre mí y
condúceme. Ayúdame a vivir este
día en adoración, en amor sincero, en
apertura al Evangelio. Renueva mi fe,
Señor, en cada Eucaristía, en cada
oración, en cada gesto de amor
verdadero. Hoy, una vez más, me
consagro a Ti y me entrego a tu
voluntad. Que mi vida hable de Ti
más que mis palabras.
𝐀𝐌é𝐍
Fuente:Louisa.gcia
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma