Mis hijos amados, conmuévanse viendo el amor que deben a todos los hombres, sus hermanos. Vean el reconocimiento que deben a todos los que les hacen bien en la comunión de santos, por la gloria que Me dan, a Mí, su Amado. En todos los hombres, ustedes tienen amigos bondadosos y poderosos, porque comparten con ellos a los buenos ángeles.
Sean dulces, tiernos, plenos de paz en sus pensamientos. También en sus palabras…Si están obligados a tener palabras severas, que se deje ver como a través de un velo transparente, una eterna ternura. Que se perciba que la severidad es sólo pasajera y que ella se evanescerá en cuanto no se requiera, dando lugar a la ternura.
San Carlos de Foucauld (1858-1916)
ermitaño y misionero en el Sahara
Ocho días en Efrén (Écrits spirituels de Charles de Foucauld, ermite au Sahara, apôtre des touaregs, Gigord, 1964), trad. sc©evangelizo.org
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