Oh san José,
protege a los trabajadores en su dura existencia diaria,
defiéndelos del desaliento,
de la revuelta negadora,
como de la tentación del hedonismo;
de la revuelta negadora,
como de la tentación del hedonismo;
y custodia la paz del mundo, esa paz que
es la única que puede garantizar el desarrollo de los pueblos.
Amén
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