El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor. Lucas 4,18-19
Te damos gracias, amado Padre que estás en el cielo, por las muchas veces que nos permites experimentar que no debemos perder las esperanzas por causa de la oscuridad, la debilidad ni la enfermedad. Tú escuchas los deseos de nuestros corazones. Cuando amamos al Salvador y alabamos su nombre, tú nos amas por causa de lo que nosotros amamos. Permítenos seguir en este espíritu. Ven a nosotros con muchas pruebas de tu poder, para gloria de tu nombre. Hazte presente en el silencio interior del corazón, por el que podemos entender lo que significa que tú eres nuestro Padre en Jesucristo.
Amén.
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