Recen con mucha confianza. Ella está fundada en la bondad y generosidad infinitas de Dios y en las promesas de Jesucristo. (…)
El deseo más grande que tiene para nosotros el Padre eterno es de comunicarnos las aguas salvadoras de su gracia y misericordia. Él exclama: “Vengan a beber mis aguas con la oración”. Cuando no rezamos, se lamenta diciendo que lo abandonamos: “Me abandonaron a mí, la fuente de agua viva” (Jer 2,13). Agradamos a Jesucristo cuando le pedimos sus gracias. Si no lo hacemos, se queja con amor: “Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen a la puerta y se les abrirá” (cf. Jn 16,14; Mt7,7; Lc 11,9; Apoc 3,20). Para darnos más confianza al rezar, se ha comprometido con su palabra, afirmando que el Padre eterno nos acordará todo lo que le pediremos en su Nombre.
A nuestra confianza sumemos la perseverancia en la oración. Sólo quien persevere para pedir, buscar y llamar, será el que recibirá, encontrar á y entrará.
San Luis María Grignion de Monfort (1673-1716) predicador
fundador de comunidades religiosas
Los secretos del rosario (“Le secret du Rosaire”, Traditions monastiques, 2003), trad. sc©evangelizo.org
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