Tantas circunstancias en la vida donde la desesperación, la agonía
y la angustia nos abrazan. Donde todo parece estar en contra y el desenlace es
inevitable. Nos sentimos solos y casi automáticamente buscamos apoyo; alguien
que nos dé la solución o una esperanza como mínimo; hasta quisiéramos que nos
dieran mentiras como analgésico para disminuir el dolor del impacto con la
realidad… quisiéramos consuelo, buscamos descanso…queremos paz.
José, un hombre justo; un hombre de Dios… un hombre. Confiaba, pero
la realidad lo traicionaba…, lo que tenía ante sus ojos no lo podía entender.
Quería entenderlo, se esforzaba por hacerlo… pero no podía.
La duda, la confusión y la angustia lo acompañaban; buscaba ver a
Dios con una mirada de fe y desde el corazón… y nada.
Dios que ve lo más profundo del corazón pone atención a sus deseos
de consuelo, de apoyo… de una explicación y por medio del ángel comienza
diciendo: «José, Hijo de David, No dudes…» No temas…
Esas primeras palabras son muchas veces el consuelo, el apoyo y la
explicación de Dios ante la realidad que parece muchas veces golpearnos; que
parece ir en contra de lo que planeamos.
Dios espera que recibamos la paz de sus palabras como un niño que
sabe que, ante la realidad más desfavorable, sólo basta ponerse detrás de su
padre para estar seguro… Sólo basta escuchar estas palabras de la persona que
sabes más te ama para encontrar la paz…«no temas».
Estas palabras implican una escucha atenta y una acción pronta de
la voluntad. Implican decirle al Señor: ¡Está bien! Pero dime qué hago… a dónde
voy…. Implica vivir en la libertad de la voluntad de Dios.
Fue difícil san José, pero gracias por enseñarme que, ante la
realidad más confusa, ahí está Dios pues nada va más allá de Él… Gracias por
enseñarme a confiar y, sobre todo, a escuchar.
… ¿Señor qué quieres de mí hoy?
«Yo quisiera también decirles una cosa muy personal. Yo quiero
mucho a san José. Porque es un hombre fuerte y de silencio. Y tengo en mi
escritorio tengo una imagen de san José durmiendo. Y durmiendo cuida a la
Iglesia. Sí, puede hacerlo. Nosotros no. Y cuando tengo un problema, una
dificultad, yo escribo un papelito y lo pongo debajo de san José para que lo
sueñe. Esto significa para que rece por ese problema.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma