Mi Señor, concédeme el valor de no renunciar a lo que es correcto
ante ti y también la fuerza para rechazar todo precepto de hombre que sea
contrario a tus divinas enseñanzas.
A veces por mi gran ceguera, he obrado mal y doy mil excusas. En
otras ocasiones, son las malas pasiones las que me dominan e intento hacerlas
justificar alguna causa que me parezca noble.
Aquí me tienes, pecador, rápido en juzgar los errores de los otros
sin ningún cuidado ni temor a ofenderlos, rápido para ver y corregir las
pequeñas faltas de los demás pero en lento en verme las mías propias.
Ayúdame a sacar mi interior todos esos estorbos espirituales que no
me permiten guardar silencio acerca de los asuntos de mi prójimo, ayúdame a
esforzarme y ocuparme principalmente en mi modo de actuar.
Debo encontrar fortalezas en tu amor, sobre todo encontrarme
contigo en la Eucaristía donde te expresas radiante y como alimento pleno del
alma llegas a serenar toda angustia y tribulación que enturbia mi vida
Quiero cumplir con las tu Palabra, hacerla parte de mi vida
permitiendo regir mis decisiones en base a ella, solo así podré desprenderme de
los deseos terrenos vacíos que me ensucian desde adentro
Dame, amado mío, el don de ser un cristiano coherente, un cristiano
lleno de compasión y que es vigilante primero de mis propias acciones.
Perdona mis faltas y libérame de ellas para que pueda disfrutar la
tranquilidad de tu compañía y conseguir una verdadera vida saludable.
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