Con María, la que
no teniendo nada
al tener en sus
brazos, Jesús, lo tendrá todo.
Con José, con sus
dudas y sombras,
pero con respuestas
después de un dulce sueño.
Te espero, Señor.
Porque, más allá de
luces artificiales,
necesito de una luz
más eterna e interior.
Como la de María:
llena de Dios.
Como la de José:
soplada por la voluntad del Creador.
Te espero, Señor.
Para ser feliz y,
con tu nacimiento,
ser mejor e
intentando cambiar a mejor.
Para darme, y al
ver cómo tú naces,
descubrir que, es
en la pequeñez,
donde siempre podré
encontrar a Dios.
Te espero,
Señor
.
Con la confianza de
María,
con mi corazón
abierto,
para que no pases
de largo.
Con la serenidad de
José,
con mis pasos
firmes,
para que nada me
aparte de TI.
Te espero, Señor.
Ven pronto… ilumina
mi camino.
No tardes….
temo cansarme por esperarte.
Ilumina al mundo….
que dice no necesitarte.
Te espero, Señor.
P.
Javier Leoz
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