1. CONVIÉRTETE de la desesperanza.
Es más fácil vivir desde la esperanza que en el puro y duro derrotismo.
2. CONVIÉRTETE del inmovilismo.
El Señor nos quiere activos, en pie. Cuando venga ¿Nos encontrará
paralizados o en movimiento?
3. CONVIÉRTETE de la confusión.
Vuelve los ojos un poco a Jesús que viene. No confundas “diosecillos”
por la vida
que te trae Dios en Belén.
4. CONVIÉRTETE del vacío.
No por tener más, vas a ser más feliz. Llena tu persona, tu familia o
tu entorno
con la fe en Dios.
5. CONVIÉRTETE de las palabras huecas.
Da la cara por Jesucristo. Habla sin temor de Él.
6. CONVIÉRTETE de los caminos equivocados.
A veces perdemos demasiadas energías con nuestras actitudes y obras.
¿No es mejor ofrecer a Dios caminos de verdad y de sinceridad?
7. CONVIÉRTETE de la tristeza.
El Señor quiere seguidores alegres. La tristeza no es el mejor chaleco
para un cristiano.
8. CONVIÉRTETE del cerrazón.
Como María haz algo por Dios. Dile “aquí estoy, Señor”.
9. CONVIÉRTETE de tu comodidad.
La Iglesia, la Navidad, el Nacimiento de Cristo, necesita de pregoneros
que anuncien el amor de Dios.
10. CONVIÉRTETE de la autosatisfacción.
Un cristiano siempre tiene que hacerse una pregunta: ¿En qué debo
mejorar? ¿Puedo hacer todavía algo más por Dios?
P. Javier Leoz
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