Amadísimo Dios, quiero acallar mis
pensamientos para que mis oídos estén atentos a lo que me revelas a través de
tu palabra. Sé que constantemente me hablas por diferentes medios para hacerme
conocer tu voluntad y marcarme el camino.
Quiero pedirte hoy que me ayudes en la
conversión de este corazón materialista, utilitarista y pesimista, para poder
prestar la atención a tus llamados.
Señor, dame esa obediencia,
determinación y templanza de San José que al solo escuchar tu advertencia tomó
a Jesús y a María, marchándose de Belén para emprender el viaje a Egipto; sacrificar
cosas; perder las pocas posesiones que tenían, a sabiendas que debería empezar
de nuevo en tierras lejanas y extrañas, dispuesto a sacrificarse tanto por el
Niño como por la madre del Mesías, y con ello, cumplir con su santa custodia.
Sé que Tú también me hablas a mí a
través de distintas maneras en mi vida, me adviertes de peligros, me señalas el
camino, iluminas mis senderos.
Muchos son los que no quieren seguirte,
amarte, cumplir con tus mandatos de amor, porque hacerlo implica dejar apegos y
placeres terrenales; sacrificar cosas; dejar privilegios, incluso perder una
cómoda posición y el reconocimiento del mundo, ¡comenzar desde cero! Te pido
por ellos, Dios mío.
Tú, que todo lo transformas, toca esos
corazones de piedra para que puedan ser parte de tu redil y disfrutar de las
bendiciones que nos ofreces.
También te ruego por mí, para que el
amor y la fe que nació en Belén, también nazcan en mi corazón, y me haga salir
de mi vida pecaminosa y descuidada y así poder descubrirte y seguirte en plenitud.
Amén
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