¿Quieres saber cómo agradecer al Señor lo que ha hecho por nosotros?...
¡Con amor! No hay otro camino. Amor con amor se paga. Pero la certeza del
cariño la da el sacrificio. De modo que ¡ánimo!: niégate y toma su Cruz.
Entonces estarás seguro de devolverle amor por amor. (Via Crucis, Vª Estación.
n. 1)
No es tarde, ni todo está perdido... Aunque
te lo parezca. Aunque lo repitan mil voces agoreras. Aunque te asedien miradas
burlonas e incrédulas... Has llegado en un buen momento para cargar con la
Cruz: la Redención se está haciendo –¡ahora!–, y Jesús necesita muchos
cirineos. (Via Crucis, Vª Estación. n. 2)
Por ver feliz a la persona que ama, un
corazón noble no vacila ante el sacrificio. Por aliviar un rostro doliente, un
alma grande vence la repugnancia y se da sin remilgos... Y Dios ¿merece menos
que un trozo de carne, que un puñado de barro?
Aprende a mortificar tus caprichos. Acepta
la contrariedad sin exagerarla, sin aspavientos, sin... histerismos. Y harás
más ligera la Cruz de Jesús. (Via Crucis, Vª Estación. n. 3)
¿Cómo amar de veras la Cruz Santa de
Jesús?... ¡Deséala!... ¡Pide fuerzas al Señor para implantarla en todos los
corazones, y a lo largo y a lo ancho de este mundo! Y luego... desagráviale con
alegría; trata de amarle también con el latir de todos los corazones que aún no
le aman. (Via Crucis, Vª Estación. n. 5)
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