De mi tiempo, para anunciar el Evangelio
y así, muchos, de los que me rodean,
encuentren en Ti su tesoro y su horizonte.
De mi riqueza personal,
de mi dinero y mis talentos,
mi silencio, mi trabajo y mi esfuerzo.
Te daré de lo poco, Señor.
Mi oración, a veces rápida y egoísta,
mercantilista y sustentada
en un “te doy para que me des”.
Mi confianza, a veces bajo mínimos,
y mirando volcado a lo que el mundo
irreal y caprichoso me ofrece
a un precio excesivamente bajo.
Te daré de lo poco, Señor.
Sin juzgar, quien echa o hace más.
Sin enjuiciar, a quien pone menos,
volviéndome hacia mí y , preguntándome:
¿Te has dado a ti mismo?
¿Has dado algo de lo que te cueste,
o has elegido el camino fácil y barato?
Te daré de lo poco, Señor.
Siendo espléndido, sin ser tacaño.
Considerando basura
lo que me aleja de tu riqueza.
Sabiendo que, un corazón en Ti,
es más feliz cuando no tiene
que cuando aparentemente
dice tenerlo y poseerlo todo.
Te daré de lo poco, Señor.
Sabiendo que tus ojos, Señor,
miran mis acciones y mi empeño.
Sabiendo que, tu providencia,
bendice mis caminos cuando,
las mías, se abren y empujan adelante
a tantos de mis hermanos.
Te daré de lo poco, Señor.
Porque, darte de lo que no tengo,
es ofrecerte el TODO
en el que yo me sostengo
Amén.
P. Javier Leoz
Celebrandolavida.org
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