Que haga, no aquello que el mundo espera,
sino aquello que Tú deseas:
para construir tu Reino siendo tu sal y tu luz.
Con tu fuerza, Señor, y en tu Palabra,
que viva con el fervor de tus discípulos,
con la sencillez de María,
o arropado con el testimonio de los mártires.
Pero, Señor, que no viva de espaldas a tu Verdad:
que mi “sí” a tu voluntad,
se manifieste en un compromiso sincero por un mundo mejor,
que mi “si” a tu Palabra,
sea luego imagen real de lo que pienso y realizo.
Que lejos de desafinar en mi existencia cristiana,
sepa armonizar mi idea, con mi práctica,
mis ilusiones, con mis realidades,
mis anhelos, con mis luchas diarias,
mi amistad contigo, con la fraternidad del día a día.
Hazme vivir, Señor, como Tú dices y vives.
Sin dividir mi estancia contigo, del servicio a los demás,
la oración que te contempla y te necesita,
del trabajo que me aguarda en la tierra que me espera.
Sin olvidar que, aun mirándote con mis ojos,
o escuchándote con mis oídos,
me faltará por recorrer el camino del recio compromiso,
de la vida que se ofrece sin medida,
de los gestos de perdón o de confianza.
Hazme vivir, Señor, como Tú dices y vives.
Desviviéndote, en tu intimidad con el Padre,
y deshaciéndote por la salvación de la humanidad.
Guiándote por la mano del Padre,
y dirigiendo con la tuya el camino del que te desea y busca.
Proclamando la bondad de Dios en un mundo egoísta,
y mostrando, con tus heridas y tu cruz,
que tu vida no es sólo palabra…no sólo proyectos…
que, tu vida, es hacer aquello que vives: ¡DIOS!
P. Javier Leoz
celebrandolavida.org
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