Por el dolor creyente que brota del pecado;
por haberte querido de todo corazón;
por haberte, Dios mío, tantas veces negado,
tantas veces pedido, de rodillas, perdón.
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“Una palabra o una sonrisa a menudo es suficiente para dar nueva vida a un alma abatida”.
(Santa Teresita de Lisieux)
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«Quiero misericordia y no sacrificio» En ocasiones olvidamos que el cumplimiento vacío de las normas nos lleva a no recordar que la ley está hecha para el bien de las personas. Por ello, nuestro actuar nos debe acercar a la vida que da el ser fieles con obras de misericordia.
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