Jesús, amigo, en tu nombre me levanto, el lecho dejo para ocuparme de mis cosas, pero algo inquieta a mi corazón; quiero preguntártelo antes de que el sol resplandezca y me dirija a la rutina de lo cotidiano:
¿Cuál es tu voluntad para mí?
En tu compañía Señor quiero en todo momento andar. Mis pasos dar en tus caminos; los mismos que tu amor te llevó a recorrer.
Hacer que lo que vivo en cada respiro sea ocasión de salvación; tu Reino está en mi horizonte, tu Voluntad la busco en mi corazón.
Día a día hago el propósito de vivir acorde a tus deseos, los que tu Palabra deja; el espíritu de tu Ley. Sin embargo, Maestro, que difícil es discernir el designio divino, del Dios Padre Todopoderoso.
¿Qué quieres de mi hoy? ¿Cómo he de servirte mejor? Dispuesto estoy.
Tú, Jesús entendiste el Pensamiento de Dios y lo hiciste presente en cada acto de vida. Tu voluntad fue en todo hacer la Voluntad del Padre. Ayúdame ahora, Señor, a hacer que lo que deseo, sea el deseo de Dios en mí. Que lo que busque sea lo que busca Dios para mí.
Que en lo que me empeño y en ello entrego mi día sea aquello que me acerque cada vez más al Cielo.
Que no me falten las fuerzas, ni tampoco los dones de tu gracia para que en todo y por todo se haga tu santa Voluntad.
Amén
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