Cuenta San Pío de Pietrelcina: Una tarde, mientras estaba solo en el coro orando, vi a un fraile joven, quitando el polvo del altar mayor y colocando floreros; en una palabra, arreglando el altar. Creyendo que era fray León, me asomo y le digo:
– Fray León, vete a cenar, no es momento de arreglar el altar.
Entonces, una voz, que no era la de fray León, me responde:
– No soy fray León.
– Entonces, ¿quién eres?
– Soy un hermano tuyo, que hice aquí el noviciado. La obediencia me dio el encargo de limpiar el altar mayor durante el año de noviciado. Pero, muchas veces, falté al respeto a Jesús sacramentado, pasando delante del altar sin hacer la genuflexión ni reverenciar a Jesús que estaba en el sagrario. Por estas graves faltas estoy todavía en el purgatorio. Ahora el Señor, en su infinita bondad, me ha enviado a ti para que pueda salir de aquí, cuando celebres una Santa Misa por mí.
Scozzaro Giulio Maria
Adorazione eucaristica 1997
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