Arcángel San Rafael, que dijiste: «Bendecid a Dios todos los días y proclamad sus beneficios. Practicad el bien y no tropezaréis en el mal. Buena es la oración con ayuno, y hacer limosna mejor que atesorar oro», te suplico me acompañes en todos mis caminos y me alcances gracias para seguir tus consejos.
San Rafael, Arcángel, Ángel del Amor divino, Vencedor del enemigo malo, Auxiliador en la gran necesidad, Ángel del dolor y de la curación, Patrono de los médicos, de los caminantes y de los viajeros, Asístenos en la vida. Asístenos en la muerte. En el Cielo te lo agradeceremos.
Oh poderoso Príncipe de la gloria San Rafael, llamado medicina de Dios, salud de los enfermos, luz de los ciegos, guía de caminantes, protector de la limosna, del ayuno y de la oración: por aquella caridad con que acompañaste al joven Tobías, te pido, oh glorioso protector mío, me libres de todos los males y peligros, y me acompañes en la peregrinación de esta vida mortal, para llegar felizmente a puerto de salvación en la eterna. Amen.
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