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miércoles, 26 de febrero de 2020

SAN ANDRÉS BESSETTE, EL MÁS GRANDE DEVOTO DE SAN JOSÉ




San Andrés Bessette, llamado el hermano Andrés, es el primer santo de Canadá, el más grande devoto de san José, el que ha construido la gran basílica u Oratorio de San José en Montreal en honor del santo, que tiene la cúpula más grande del mundo, después de la iglesia del Vaticano. Fue un gran taumaturgo, pues durante su vida, y después de su muerte, hizo miles de curaciones extraordinarias, muchas de ellas milagrosas.

Por el Padre Ángel Peña OAR

SU DEVOCIÓN A SAN JOSÉ

La devoción a San José la recibió el hermano Andrés de su madre y en su propia Congregación era como una herencia recibida de su fundador el padre Emilio Moreau.
El hermano  fomentó la devoción a San José desde niño y se pasaba mucho tiempo en oración en la iglesia delante de una imagen de San José, José fue su santo predilecto después de la Virgen María. Ante cualquier dificultad acudía a él.
Le gustaba hacer procesiones con su imagen, poner papeles escritos debajo de su imagen y curar a los enfermos con medallas de san José bendecidas por un sacerdote y con el aceite que había ardido ante su imagen. Él aconsejaba que, cuando hubiera pleitos judiciales, enviaran una medalla de san José a los abogados de la parte contraria o al juez.
A un viajante de comercio le aconsejó tener una medalla de san José en la mano, cuando fuera a visitar a sus clientes. Él, por su parte, acostumbraba llevar en el bolsillo una pequeña imagencita de san José y, riéndose, decía que tenía a san José en el bolsillo. 

Sor Leblanc refiere: Cuando yo le pedía por ciertas cosas temporales, me decía: “Tal cosa es difícil de conseguir, pero tome una medalla de san José en su mano, cuando vaya a tratar con esas personas. Y, si es posible, envíe a esas personas una medalla de san José por adelantado. 

Felipe Erard declaró: En una inundación, mi tienda quedó destruida. El hermano Andrés me dijo regañándome: “Has tenido poca fe. Deberías haber echado una medalla de san José a las aguas, cuando se acercaban, y te hubieras salvado” 

El señor Gadbois afirma: Un día le hablé al hermano Andrés de mis dificultades en el negocio. Él me dijo: “Toma papel y escribe: Buen san José, haz por mí lo que harías si estuvieras en la tierra en mi lugar. Tengo una numerosa familia y un negocio difícil de administrar. Escúchame”. Después me recomendó dejar el papel al pie de la imagen de san José y todo se solucionó.

El mismo hermano Andrés acostumbraba a escribir sus intenciones en unos papeles y los colocaba debajo de la imagen de san José.

A este respecto el padre Oseas Coderre dice: Recuerdo que en un caso de epidemia en el colegio de Saint Laurent, los religiosos le consultaron al hermano Andrés y él recomendó hacer una procesión con la imagen de san José por todas las salas y lugares del colegio, rezando. Al día siguiente, la epidemia disminuyó sensiblemente y a los dos días había desaparecido. Lo mismo sucedió en el colegio de nuestra Señora. El hermano Andrés vino a rezar con nosotros, llevamos en procesión una imagen de san José, rezando el rosario, y la epidemia desapareció. 

Otra cosa que recomendaba era hacer triduos o novenas en honor del santo.

Sugería decir oraciones fáciles como: San José ruega por mí como hubieras orado, si hubieras estado en mi lugar y con mis problemas. Por otra parte aconsejaba siempre a los enfermos frotarse con una medalla de san José sobre sus ropas, en la parte enferma de su cuerpo, y él mismo también los frotaba algunas veces. 

Cuando los enfermos se curaban, les pedía algún ex-voto (una ofrenda), como las muletas u otros aparatos que habían usado, para dejarlos en la capilla como recuerdos del poder de san José y aliento para fomentar la fe de otros.
El hermano Andrés se consideraba el perrito de san José. Y decía: A Jesús por María y José. Normalmente decimos: A Jesús por María. Él lo completaba con san José para que la Sagrada Familia estuviera siempre unida. 

Alguien podría preguntar: ¿Por qué necesariamente para curar debía hacerse con medallas de san José y con aceite de san José? Evidentemente es cuestión de fe. El hermano Andrés sembró de medallas de san José el terreno de la montaba de Mont-Royal antes que lo comprara su Congregación y, cuando ya lo compraron, iba de paseo con los alumnos y también dejaba caer alguna medalla por el camino para pedir a Dios por intercesión del santo que pudiera hacerse una capilla en su honor. Todo es cuestión de fe, como la curación con el pan bendito de san Antonio de Padua, o el pan de san Nicolás de Tolentino o las rosas de santa Rita o las medallas de María Auxiliadora que usaba san Juan Bosco. 

Sin embargo, aclaremos que para él lo primero era el amor a Jesús Eucaristía y a Jesús en su pasión. Aconsejaba mucho rezar el Viacrucis; y después el amor a María, nuestra Madre. Rezaba varios rosarios cada día.




Gracias por la información BMGR, ! :)

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