Mi Dios, gracias por la vida y el amor, por las bendiciones que has
derramado sobre mí que me han ayudado a crecer en generosidad abriendo mi
corazón.
Necesito de las armas que me has dejado: ayuno, oración y
penitencia para que mi espíritu se haga fuerte y no caiga en las oscuras
trampas del mundo.
Ha llegado el momento del practicar el poder del ayuno y retomar mi
vida de oración. Tu fuerza espiritual presente en cada Eucaristía me ayudará en
este camino.
Quiero vigilar mi alma a tiempo y destiempo, porque para el enemigo
malo, todo momento es propicio para verme caer y desviarme de tu Reino de vida.
Oh mi Señor, protégeme de toda maldad que me aceche.
Que tu
Espíritu me acompañe en mis luchas y no me deje rendir en el momento de la
prueba
Toma el control de mi vida. Te entrego cada uno de mis sueños. Haz
que mi corazón se serene y mis pensamientos se equilibren entre la fe y la
razón.
Ven, amado de mi alma, dulce huésped celestial, dame la valentía y
la fuerza para salir victorioso de los embates del mundo que buscan
ensimismarme.
Dame un corazón nuevo, generoso y abierto a la compasión para que
pueda colaborar en tu proyecto de redención y ser dadivoso en retribución.
Amén
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