Santa María, Reina
del Purgatorio: te ruego por las almas más abandonadas y olvidadas y a las
cuales nadie recuerda; Tú, Madre, que te acuerdas de ellas, aplícales los
méritos de la Pasión de Jesús, tus méritos y los de los santos, y alcancen así
el eterno descanso.
Dios te salve,
María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre
de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Dales, Señor, el
descanso eterno.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Amen.
Y luzca para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz.
Amen.
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