Padre, mi corazón salta de gozo por la proximidad de la venida de tu
Hijo, nacido de una mujer especial, María, mujer de fe y entregada al servicio.
Gracias por elegir a María para ser la madre de tu Hijo unigénito, el
verbo y el amor vivo revelado al mundo y encarnado bajo la pureza su virgen
esencia.
Como María, quiero aprender la obediencia y la escucha, ser humilde y
servicial con los demás. Ella logró cautivar el corazón de Dios con su ternura
Mi Señor, que María sea mi modelo a seguir y me lleve a creer en tu
Palabra sanadora que da la fuerza para realizar todo lo que me proponga.
Yo sé que tú, oh mi dulce María, te acercas siempre a mí en mis
momentos de necesidad, te conviertes en mi guía y protección acercándome más a
Jesús.
Con tu saludo y amor de Madre, haz que mi corazón salte de alegría y
exclame como Isabel: “¡Bendita eres entre todas las mujeres!”.
Mi Dios, ayúdame a ser más como María, a recibir al Niño Dios en mi
corazón y poner en práctica tu palabra para hacer fluir tu perdón y consuelo al
mundo.
Permite que la presencia de la Santísima Virgen me ayude en mi proceso
de conversión todos los días, mientras camino contigo a Belén para recibirte.
Amén
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