Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

jueves, 28 de diciembre de 2017

Los Santos Inocentes


Hermaninos míos, hoy, día de LOS SANTOS INOCENTES, damos gracias a Dios por la vida, la fe, el amor, la esperanza. Por cada rostro y corazón que Dios nos regala para aprender tanto, para custodiar con cariño, para amar en nombre de Dios y dejarse amar desde su Corazón humano y glorioso.

Dios ha hecho milagros en mi casa por su Madre bendita y por el bendito san José. Nos han puesto en sus brazos y nos han llevado en su regazo para ser liberados. Solo puedo alabar a Dios día, tarde y noche. Adorar y agradecer. Estamos sentados junto a nuestro Altar. Sólo con la luz de la ESTRELLA encendida. Estrella que vino de Alemania. La fe nos ha traido hasta el Niño. Es nuestro Amor y Esperanza como familia. La fe es luz para entender el dolor. La luz de la fe te hace volver a casa por caminos de amor misericordioso. Os cuido. Me dejo también en vuestros brazos y plegarias.

HOY Y SIEMPRE DEBEMOS MIRAR A LOS INOCENTES. Míralos, amigo. Mira a los inocentes, cuyos ojos tristes indican que no comprenden el porqué de lo que les sucede. ¿Y acaso hay un porqué? Sí, lo hay. El egoísmo de algunos. El afán de dominio de otros. El ansia con que muchos quieren construir su seguridad sobre sangre ajena. La indiferencia de tantos que prefieren no ver.

Mira a los ancianos a quienes nadie mira, que no encuentran a nadie que les dedique tiempo, palabras, una sonrisa. Mira a las personas sin hogar, que se cruzan por nuestro camino, y resultan incómodos. Atiende a las noticias de las tragedias cercanas o lejanas, y piensa que, esos que lloran, que nacen y mueren, que viven y huyen, son tus hermanos. Hay tantos inocentes golpeados…

Piénsalo, no para agobiarte o para culpabilizarte. Pero sí para sentir, por un momento, que el mundo puede ser otra cosa. Y entonces, únete al camino de esa familia que huye a Egipto. De ese niño que le dará la vuelta a la lógica del poder. Y siente que, también tú, puedes hacer que el mundo sea un poco mejor. Aunque aún no sepas cómo.

Niño Jesús, hoy quiero pedirte
perdón por mis pecados de omisión
aquellos que cometo a diario
siendo indiferente al dolor humano,
restando el bien que puedo hacer
y no defendiendo la vida.

Cuántas veces he callado una injusticia,
volteado por no ver un daño
y no defendiendo la vida de un inocente.
Dame la gracia de ser valiente,
ser profeta que sepa defender a los niños no nacidos y a todo aquel que sufre una injusticia.

Que cada día en mi oración
pida por las madres que piensan abortar,
para que más allá de cualquier situación,
prioricen la vida de sus hijos.
Danos a todos la valentía y el coraje de
ser defensores de aquellos
que no pueden defenderse.

Jesús mío, ayúdame a vivir en constante preocupación por los que no pueden defenderse, olvidándome permanentemente de mí mismo. Hazme gustar la alegría de saber gastarme por los otros para no tener tiempo de juzgarlos; así mi vida será fecunda, como la tuya.

Os quiero. Acudid al Señor y a los suyos. Donde haya vida, amor y alegría!

Enrique Álvarez Moro

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