Mons. Ottavio Michelini
14 de enero de 1976
LE APLASTARÁ LA CABEZA
¿Por qué, hijo mío, pido con insistencia a las almas que viven de
Fe: “¡Reparación, reparación, reparación!”?
1º - Porque al Amor Infinito de Dios, Amor que obra la creación del
hombre, el hombre responde con un acto de soberbia y de desobediencia.
2º - Porque al Misterio de la Redención prometido inmediatamente
después de la caída de los primeros padres y cumplido en la plenitud de los
tiempos, la humanidad en el Pueblo hebreo reacciona cometiendo el Deicidio.
3º - El Verbo, hecho Carne, responde al Deicidio con el don de Sí
mismo en el Misterio de la Eucaristía y de la Iglesia. Y la humanidad, bajo el
impulso de las potencias del mal, va ahora paganizándose con la casi total repulsa
de Dios.
Un alba radiante
Vendrá la hora de la purificación y la Virgen Corredentora,
aplastará por segunda vez la cabeza de la Serpiente infernal.
La Iglesia y la Humanidad, hechas nuevas, verán un alba radiante,
jamás conocida hasta ahora. Un período de paz y de justicia será la respuesta a
todas las provocaciones del Infierno contra una pobre Humanidad que se había
hecho colaboradora de las fuerzas del Mal.
Después se llegará a la última fase de esta lucha entre Luz y
Tinieblas, entre Amor y Odio, entre Bien y Mal, entre Vida y Muerte.
Sólo al final de los tiempos vendrá la tercera y decisiva
intervención de la Virgen Santa que aplastará de nuevo, por tercera vez la
cabeza de Satanás.
Seguirá el Juicio, la separación definitiva del Paraíso y del Infierno,
es decir de los Salvados y de los Condenados.
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