Cuando una persona tenga necesidad de encontrarse con la Madre Celestial, que abra el corazón y Ella estará con nosotros. No hay privilegiados. Todos somos sus hijos. Si hay algún predilecto, estos son los sacerdotes. Ellos son uno con Jesucristo. Ellos no necesitan nuestras críticas, sino nuestra oración y nuestro amor.
María quiere que seamos pequeños, muy pequeños, sencillos. Podemos no entender la causa de la cruz que Dios ha cargado dulcemente sobre nuestros hombros. No importa, únicamente oremos, seamos fieles en lo pequeño. Pidamos fuerza y gracia. Pidamos conocer más a Jesús para así poder enamorarnos apasionadamente de Él.
Seamos siervos de la Reina de las reinas, María nos lleva de la mano hasta Jesús. Siendo conducidos por Ella, ¿quién se perderá? Es tu Madre porque Cristo es tuyo.
Con ella se puede vivir en la tierra santamente, morir como un santo y entrar en cielo para ser coronado con la corona de la paciencia, la sencillez y la humildad.
Y todo a través de María, por medio de María. Ámala con todo tu corazón.
Totus Tuus Mariae.
Alejandro María
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