Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

martes, 6 de junio de 2017

Cada día.



Si lo tuviéramos todo de una vez, seguramente desperdiciaríamos mucho y hasta nos olvidaríamos de Dios y de que es Él quien nos provee de todo y nos mantiene en la existencia. 

Por eso el Señor nos ha enseñado a pedir en el Padrenuestro el pan cotidiano, es decir, pedir lo que necesitamos cada día. 

Algunos quizás quieren tenerlo todo de una vez por temor a que en el futuro les falte algo. Sin embargo esto es desconfiar de la bondad y providencia de Dios, que así como da de comer cada día a los pajaritos, así también tendrá cuidado y providencia con nosotros los hombres, que somos más valiosos que muchos pajaritos, como lo dice el Señor en su Evangelio. 

Es tiempo de que pongamos nuestra fe a trabajar, porque muchas veces desconfiamos de Dios y no queremos abandonarnos a su providencia viviendo un día a la vez. 

Dios es bueno y nos irá dando lo necesario para cada día, y por eso nosotros debemos ir pidiéndole cada día los socorros que necesitamos. De esa manera no nos olvidamos que somos creaturas y que dependemos del Creador, y así también vamos aprovechando mejor todo lo que vamos recibiendo de Dios. 

Tenemos que aprender a vivir más abandonados en Dios, porque no pocas veces queremos acumular dinero y bienes para tener guardado para el futuro, pero lo hacemos con desconfianza en Dios, dudando de que Él nos pueda socorrer también en el futuro. 

La vida del hombre no está asegurada por los bienes materiales. Además, Dios nos puede enriquecer en un abrir y cerrar de ojos. 

Por eso el hombre más feliz es el que confía en Dios, el que vive colgado de la Divina Providencia, ahorrando lo necesario, sin despilfarrar, pero confiando en que en el futuro también estará la mano providente del Padre celestial que no dejará que nos falte lo necesario para vivir, y vivir con decoro. 

¿Acaso conocemos de la vida de algún santo que le haya faltado lo necesario para vivir? 

Claro que la condición para recibir la ayuda de Dios es vivir en su amistad, cumpliendo sus mandamientos y tratando de ser buenos cristianos, es decir, haciendo trabajar nuestra fe, produciendo obras de amor, y entonces vivamos tranquilos y felices día por día, que no nos faltará la providencia del Señor.



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