Dijo Jesús a Sor Natalia Magdolna:
“Ustedes no deben estar tan ansiosos acerca del destino de los difuntos.
Si quieren orar por ellos, sólo digan: ¡Jesús mío, yo no me inquieto por esta
alma, confío en tu misericordia y bondad. Hágase tu voluntad; Tú sabes cómo
quería esa alma!"
Oración por los difuntos (Dictada a María Valtorta)
24 de octubre de 1944.
...escribo todo lo que Jesús dicta:
"Llega el mes dedicado a los difuntos. Ruega así por ellos:
¡Oh Jesús!, que con tu gloriosa Resurrección nos has mostrado cómo serán
eternamente los 'hijos de Dios', concede la santa resurrección a nuestros seres
queridos, fallecidos en tu Gracia, y a nosotros, en nuestra hora. Por el
sacrificio de tu Sangre, por las lágrimas de María, por los méritos de todos
los Santos, abre tu Reino a sus espíritus.
¡Oh Madre!, cuya aflicción finalizó con la alborada pascual ante el Resucitado y cuya espera de reunirte con tu Hijo cesó en el gozo de tu gloriosa Asunción, consuela nuestro dolor librando de las penas a quienes amamos hasta más allá de la muerte, y ruega por nosotros que esperamos la hora de volver a encontrar el abrazo de quienes perdimos.
Mártires y Santos que estáis jubilosos en el Cielo, dirigid una mirada suplicante a Dios, y una fraterna a los difuntos que expían, para rogar al Eterno por ellos y para decirles a ellos: 'He aquí que la paz se abre para vosotros'.
Amados, tan queridos, no perdidos sino separados, que vuestras oraciones sean para nosotros el beso que añoramos, y cuando por nuestros sufragios estaréis libres en el beato Paraíso con los Santos, protegednos amándonos en la Perfección, unidos a nosotros por la invisible, activa, amorosa Comunión de los Santos, anticipo de la perfecta reunión de los 'benditos' que nos concederá, además de gozarnos con la visión de Dios, el encontraros como os tuvimos, pero sublimados por la gloria del Cielo".
La santa Misa (Sor Natalia Magdolna)
–Mientras en la tierra se siga celebrando una sola santa Misa, mi Sangre seguirá cayendo abundantemente sobre la humanidad y las almas serán purificadas. La plenitud de este misterio es conocido sólo por la Santísima Trinidad y permanecerá un misterio hasta que la última persona deje la tierra.
–Jesús mío, ¿y qué pasará si solamente una santa Misa es celebrada en la tierra?
–Aún entonces mi Sangre será derramada abundantemente en las almas, tanto en la tierra como en el lugar de la purificación
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