Amado Padre:
Te damos gracias por nuestras madres
a las que tu les has confiado el
cuidado
precioso de la vida humana desde su
inicio en el vientre.
Tú has dado a la mujer la capacidad de
participar contigo en la creación de
nueva
vida.
Haz que cada mujer puede llegar a
comprender el pleno significado de
esta
bendición, que le da una capacidad
ilimitada de amor desinteresado a
todos
los niños.
Mira a cada madre que está esperando
un hijo, fortalece su fe en Tu
paternal
cuidado y amor para ella y para su
feto.
Dale valentía en tiempos de miedo o
dolor, la comprensión en los momentos
de incertidumbre y duda, y la
esperanza
en tiempos de problemas.
Concédele alegría en el nacimiento de
su hijo. Bendice a las madres a
quienes
les has dado el gran privilegio y la
responsabilidad de ser de un niño el
primer maestro y guía espiritual.
Haz que todas ellas pueden dignamente
fomentar la fe de sus hijos, siguiendo
el
ejemplo de María, Isabel, y otras
santas
mujeres que siguen a Cristo.
Ayuda a las madres a crecer
diariamente
en el conocimiento y la comprensión de
Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, y
concédeles la sabiduría para difundir
este conocimiento fielmente a sus
hijos,
y a todos los que dependen de ellas.
Ayudar a todas las "madres
espirituales",
quienes, a pesar de que no pueden
tener
hijos propios, desinteresadamente, sin
embargo, están al cuidado de los hijos
de
otros de cualquier edad y estado de
vida.
Que puedan conocer la alegría de
cumplir
este maternal llamado de la mujer,
tanto
en la enseñanza, la enfermería, la
vida
religiosa, o en otro tipo de trabajo
que
reconoce y promueve la verdadera
dignidad de todo ser humano creado en
su imagen y semejanza.
Nosotros pedimos que envíes el
Espíritu
Santo, el Consolador, a las madres de
los
niños que han muerto, están enfermos o
separados de sus familias, o que se
encuentren en peligro o problemas de
cualquier tipo.
Ayuda en el duelo a las madres a
confiar
en Tu misericordia y la ofrenda
paternal
de amor para todos sus hijos. Pedimos
tu
bendición sobre todas aquellos a
quienes
le has confiado la maternidad.
Que Tu Espíritu Santo constantemente
las
inspire y fortalezca. Que nunca dejen
de
seguir el ejemplo de María, madre de
Nuestro Señor, y de imitar su
fidelidad, su
humildad y su amor oblativo.
Que las madres pueden recibir su
gracia
abundantemente en esta vida terrena, y
que esperen participar de la alegría
eterna
en Tu presencia en la vida por venir.
Te lo pedimos por nuestro Señor
Jesucristo,
que vive y reina contigo y el Espíritu
Santo, un solo Dios, mundo sin fin.
¡Amén!
Haces bien de rezar por las madres en estos tiempos de confusión y oscuridad espiritual que vivimos, para que todas ellas sepan encontrar con la gracia de Dios el sentido más hondo de su vocación materna, en el dar vida constantemente y de mil maneras a ese hijo que nace de nosotras y vive esta vida, llamado a ser hijo de Dios y heredero de su vida eterna. Un abrazo
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