La esperanza nos anima a creer siempre en un mejor mañana, la esperanza
revitaliza nuestras fuerzas y nos mantiene con vida.
Y es que vivir es andar de una esperanza a otra sin dejarse abatir por los golpes y las caídas.
Y es que vivir es andar de una esperanza a otra sin dejarse abatir por los golpes y las caídas.
La esperanza es nuestra mejor medicina cuando el alma está enferma, azotada por el desaliento y el pesimismo.
Con el poder de la fe y la energía del amor, la esperanza nos permite ser pacientes hasta que el ciclón de lugar a la calma.
Así podemos practicar lo que decía el pensador francés Montaigne:
"El hombre debe aprender a soportar pacientemente lo que no puede evitar
debidamente".
Somos capaces de soportar pruebas más fuertes de lo que pensamos, con una resistencia que nos sorprende.
Somos capaces de vencer lo que parece invencible, cuando estamos unidos a Dios, y Él se muestra fuerte en nuestra debilidad.
Con una esperanza viva comprobamos que aún la noche más oscura tiene su claro amanecer y que quedan muchas alegrías por disfrutar.
¡Animo! ¡Sin fantasear, espera lo mejor!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma