El actor John Barrymoore solía decir: "la felicidad a menudo se cuela
por una puerta que inadvertidamente hemos dejado abierta".
Ello implica que, en muchas ocasiones, la gente no conoce, no ve, o no deja
entrar a la felicidad en su vida. Y lo triste es que la vida pasa rápidamente,
y cuando menos se lo imagina, han trascurrido muchos años desperdiciados por la
amargura y la falta de cariño.
La felicidad no es el resultado de fórmulas o de recetas, aunque podemos
seguir el buen ejemplo de ciertos individuos cuyos testimonios revelan que
fueron felices.
Dentro de las características que tienen aquellos que alcanzaron la
felicidad se encuentra la capacidad de servir al prójimo.
Es decir, son más felices aquellos que deciden obrar en bien de sus
semejantes que aquellos que lo exigen todo para sí mismos.
Y es que el egoísmo es una de las principales causas de insatisfacción e
infelicidad.
Un hermoso ejemplo de servicio lo tenemos en la naturaleza.
Dentro de ella todo, con excepción del ser humano, vive para servir a
otros.
El agua, el aire, la luz del sol, las plantas etc., tienen una intrínseca
ley de servicio al prójimo. No obstante, el aprecio no debe ser exclusivo de
los demás.
Tú tienes el mismo valor que tu prójimo.
¡Entonces haz algo en tu mismo favor!
¡Sí! Mejora tu salud, desarrolla tus capacidades intelectuales, aprende un
nuevo oficio, etc.
En verdad, al mejorar en los distintos aspectos de tu vida, te sentirás
mucho mejor. Recuerda que nadie es feliz solo.
Lucha por hacer felíz a otra persona y lograrás grandes avances en “la
búsqueda de la felicidad”.
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