Cerro, en Ciudad de Paraguarí - Paraguay
Danos, Señor, un alma de pobre, lo
suficiente audaz para dejar, como Abrahám, nuestra propia
tierra, los ídolos del propio hogar, toda la familia e, incluso, si Tú lo
pides, el hijo sobre el altar, a fin de caminar a la luz de una Fe que
atraviesa montañas.
Danos, Señor, un alma de pobre, suficientemente
contemplativa para escuchar, como el pequeño Samuel, una y otra vez tu voz.
Suficientemente humilde para levantarse, una y otra vez,diciendo con corazón atento: ya voy, Señor.
Suficientemente humilde para levantarse, una y otra vez,diciendo con corazón atento: ya voy, Señor.
Señor, un alma de pobre,lo suficientemente
desprendida para avanzar de campamento en campamento sin cansarse,para vivir
provisionalmente en una tienda sin instalarse, para comer un maná que cada día cae de tu
mano.
Danos Señor, un alma de pobre,que cuando alguien que
necesita comer llame a nuestra puerta, siempre encuentre un modo de compartir
la comida,el maná que cada día tu mano nos da.
Danos, Señor, un alma tan pobre,que sea capaz de
competir contigopor diez justos de una ciudad. Capaz de contemplarte,
cara a cara,quedándole el rostro iluminado.Y, con simplicidad y
alegría franca, capaz de bailar delante del Arca.
Foto: YO TE MUESTRO PARAGUAY
Así es Magda, tenemos que ser humildes para seguir a Dios. Gracias por evangelizar amiga. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarAbrazo grande amigo!
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