Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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lunes, 29 de julio de 2013

SUFRAGIOS POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO, LAS AYUDAMOS A ELLAS... ACORTAMOS NUESTRO PURGATORIO.






"Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46)". 
Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístic
o (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las LIMOSNAS las INDULGUENCIAS y las obras de PENITENCIA en favor de los difuntos:


«Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? [...] No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos» (San Juan Crisóstomo, In epistulam I ad Corinthios homilia 41, 5). 

La preocupación de sufragar por las almas del Purgatorio no es sólo un deber de justicia y de caridad, es también un gran beneficio, porque las almas del Purgatorio están muy agradecidas por los alivios que les damos y nos protegen.

Si nosotros con el sufragio rogamos por ellas, ellas ciertamente responden rezando por nosotros. Sus plegarias son muy eficaces, porque son santas y nos procuran beneficios inmensos, tanto para nuestra vida corporal como espiritual.

Por las almas del purgatorio:

Entre las obras de sufragio por las almas del Purgatorio, hay tres que tienen un efecto maravilloso: La oración, la Santa Misa y las Indulgencias.

1. La Oración:

Es como un refrigerio que de nuestra alma sube hacia el cielo. También una simple invocación, una jaculatoria, un sacrificio, un acto breve de amor a Dios, tienen una eficacia extraordinaria de sufragio. Entre las oraciones que podemos rezar prevalecen: el «Oficio de los Difuntos», el Salmo 50, el Vía Crucis, y el Santo Rosario.

2- La Santa Misa:

Una sola Misa es para ellas de infinito valor. Los teólogos dividen en tres partes el fruto de la misa:

- Una parte va en beneficio de todos los miembros.

- Otra parte va en ventaja del Sacerdote que la celebra.

- La tercera parte va en provecho de por quien se celebra, y esta parte es aplicable a las almas purgantes. Pero no
basta celebrar una sola misa por los difuntos, es necesario hacer celebrar muchas.

La Misa no se divide en tres partes, estrictamente hablando, pero, lleva en sí tres formas del infinito tesoro de Jesús: La Iglesia, el Sacerdote y los Fieles Vivos o Difuntos.

3. Las Indulgencias:

La indulgencia es una remisión de una pena temporal, adeudada por los pecados, que la Iglesia concede bajo ciertas condiciones al alma en gracia, aplicándole los méritos y las satisfacciones abundantes de Jesucristo, de la Virgen y de los Santos, los cuales constituyen su tesoro y por lo cual anulan sobre la tierra en todo o en parte la deuda de un alma anulándola también en el cielo. Hay indulgencia «Plenaria» y «Parcial». Para ganar la indulgencia es necesario estar en estado de gracia y tener la intención de ganarla. Por la Comunión de los Santos podemos socorrer a los difuntos, la Iglesia nos da la facultad de aplicarles este inmenso tesoro de misericordia, reduciendo así sus penas que son la satisfacción de las culpas cometidas durante la vida presente.

Las indulgencias son tesoros espirituales con los cuales se perdona la pena temporal merecida por los pecados ya perdonados. Las indulgencias pueden aplicarse a nosotros o a las almas del purgatorio. El Papa Pablo VI, en 1967, dictó normas sobre las indulgencias. Cada día se puede ganar una sola indulgencia plenaria y sin límite las parciales.

Para ganar una indulgencia plenaria se necesitan cuatro condiciones:

1° Confesión
2° Comunión
3° Orar por las intenciones del Sumo Pontífice (bastará un Padre nuestro y Ave María u otras oraciones por el Papa)
4° Exclusión de todo afecto al pecado

La confesión puede hacerse varios días o después de ganar la indulgencia. Conviene que la comunión se haga el mismo día. Con una sola confesión se pueden ganar varias indulgencias plenarias en diversos días. Para cada indulgencia plenaria se requiere una comunión especial.

Se gana indulgencia plenaria a DIARIO.

- Rezando el Santo Rosario en la iglesia o en familia.

- Adorando al Santísimo Sacramento, a lo menos por media hora.

-Leyendo la Sagrada Escritura a lo menos por media hora.

-Haciendo el Vía Crucis (en una Iglesia, Capilla, Oratorio etc. donde estén las estaciones recorrerlas y meditar un momento en cada una de ellas se puede hacer alguna oración en cada una de ellas ).






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