“Estas crisis mundiales son crisis de santos”
Ha llegado para nosotros un día de salvación, de eternidad.
Una vez más se oyen esos silbidos del Pastor Divino, esas palabras
cariñosas, “vocavi te nomine tuo” –te he llamado por tu nombre. Como
nuestra madre, El nos invita por el nombre. Más: por el apelativo
cariñoso, familiar. –Allá, en la intimidad del alma, llama, y hay que
contestar: “ecce ego, quia vocasti me” –aquí estoy, porque me has
llamado, decidido a que esta vez no pase el tiempo como el agua sobre
los cantos rodados, sin dejar rastro. (Forja, 7)
“Procura atenerte a un plan de vida”
Eso de sujetarse a un plan de vida, a un horario –me
dijiste–, ¡es tan monótono! Y te contesté: hay monotonía porque falta
Amor. (Camino, 77)
“¡Qué bonito es ser juglar de Dios!”
En ocasiones, alguno me ha dicho: Padre, si yo me encuentro
cansado y frío; si, cuando rezo o cumplo otra norma de piedad, me parece
que estoy haciendo una comedia... A ese amigo, y a ti -si te encuentras
en la misma situación- os contesto; ¿una comedia? -¡Gran cosa, hijo
mío! ¡Haz la comedia! ¡El Señor es tu espectador!: el Padre, el Hijo, el
Espíritu Santo; la Trinidad Beatísima nos estará contemplando, en
aquellos momentos en los que “hacemos la comedia”. -Actuar así delante
de Dios, por amor, por agradarle, cuando se vive a contrapelo, ¡qué
bonito! ¡Ser juglar de Dios! ¡Qué estupenda es esa recitación llevada a
cabo por Amor, con sacrificio, sin ninguna satisfacción personal, por
dar gusto a nuestro Señor! -Esto sí que es vivir de Amor. (Forja, 485)
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