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jueves, 25 de julio de 2013

HISTORIA DE NUESTRA SEÑORA DE APARECIDA, PATRONA DE BRASIL



...CON MOTIVO DE LA JMJ EN RÍO DE JANEIRO

A unos cuantos kilómetros de Guaratinguetá, villa del Estado de Sao Paulo, se encuentra el pueblo de la Aparecida, que debe su nombre y origen al Santuario de la Virgen que fue levantado en 1743. En octubre de 1716 pasaba por Guaratinguetá con rumbo a Minas, el gobernador de San Pablo, Pedro de Almeida y Portugal. Los pescadores de la zona querían darle la mejor atención, por lo que tendieron sus redes al río Parahiba, pero con escasa fortuna. Viendo esto, uno de ellos llamado Juan Alves, corrió hasta el lugar denominado Itaguassú y habiendo allí lanzado sus avíos de pesca, sacó del primer lance entre las mallas de su red una imagen de la Virgen a la que falta la cabeza.

Volvió de nuevo a lanzar la red en otra dirección y esta vez logró aprisionar la cabeza de la imagen. Lleno de asombro ante tal hallazgo, dirigió su barca hacia la orilla y después de limpiarla descubrió que era una Virgen Inmaculada. Sus compañeros participaron de esta alegría y animados por este suceso volvieron a echar sus redes consiguiendo una abundante pesca. Aún se ignora el cómo vino a parar al río esta imagen pero todo hace creer que se remonta a los primeros tiempos de la colonización del Brasil. Los pescadores se llevaron a la imagen y en la casa de uno de ellos, le arreglaron un sencillo altar. Más tarde otro pescador al trasladarse a Itaguassú, construyó en su nuevo domicilio un oratorio y en él puso la imagen, ante la cual los vecinos se reunían para rezar el rosario y entonar himnos.

Pronto comenzaron a suceder prodigios extraordinarios y la fama de la Virgen empezó a correrse espontáneamente. El número de peregrinos que venían de los poblados cercanos creció mucho y la capillita de Itaguassú ya era insuficiente.

Entonces el P. José Alves, vicario de la parroquia de Guaratinguetá mandó construir una capilla más grande en el Morro de los Coqueiros, que estaba más cerca de la parroquia. El templo se inauguró el 26 de julio de 1745 bajo la invocación de Nuestra Señora Aparecida y dos años después surgió en torno a él un pequeño poblado.

El número de peregrinos siguió creciendo de modo extraordinario y la devoción se extendió por todo Brasil. Muy pronto comenzaron a dedicarse capillas e Iglesias a nuestra Señora Aparecida y por todas partes era invocada como Madre y Patrona.

En 1852 se hizo una nueva construcción y más tarde otra en 1888. En 1904 la imagen fue solemnemente coronada y 1908 el templo fue elevado a la categoría de Basílica menor. El 16 de junio de 1930 el Papa Pío XI declaró a Nuestra Señora Aparecida Patrona del Brasil. En 1946 se comenzó la construcción de la actual Basílica y el 4 de junio de 1980 fue consagrada por el santo Padre Juan Pablo II.

Esta es la hermosa historia del Santuario de Nuestra Señora Aparecida. Historia que como todos los acontecimientos divinos nace de modo muy sencillo: el hallazgo de una imagen rota de la virgen por unos pescadores.

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