Señor Jesús, en la encarnación nos das un gesto supremo de tu ocultamiento: te despojas de tu rango de Dios y tomas la condición de esclavo pasando por uno de tantos.
Tu vida en Nazaret es una de las expresiones más claras de tu encarnación en el pueblo y para el pueblo. En Nazaret pasas la mayor parte de tu vida,trabajas como carpintero y al hacerte pequeño e insignificante nos revelas que a Dios le interesan el hombre y la mujer por lo que son, no por lo que tienen o hacen.
Actúas como un hombre cualquiera, sin privilegio ni prestigio, nos dices así que a Dios no le interesan las grandezas humanas,que lo que de verdad le importa es nuestro corazón.
Gracias, Jesús, porque al vivir lo pequeño y cotidiano lo has llenado de sentido.
Asumes la condición de pobre y corres su misma suerte,haciéndote cercano a todos. Si hubieras nacido en un palacio de reyes ¿cómo podrían haber llegado los pastores hasta ti? Te sometes al cambio, al ritmo del tiempo y de la historia,para decirnos que todo lo humano te interesa,que todo lo habitas. Queremos, como tú, saborear la grandeza de lo pequeño,dar sentido a lo aparentemente sin sentido,dar brillo y calor a lo cotidiano y sin relieve.
No queremos juzgar por las apariencias, sino, siguiéndote a ti, mirar con el corazón,porque el amor pone color de vida y esperanza en cualquier suceso o realidad, por duro que sea.
Gracias Jesús por enseñarnos el Rostro Humano de Dios.
Amén
Desde Paraguay un gran abrazo y bendiciones!!!
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