Cerca para no perderte, y no perdiéndome
de Ti,
no olvidar a los que, día a día, me
rodean.
Que tu Palabra, Señor, sea la que me
empuje
a no olvidarte, y no olvidándote,
dar razón de tu presencia aquí y ahora.
Quiero estar contigo, Señor.
Y, a pesar del vacío que existe en el
mundo,
intentar llenarlo con mi débil esfuerzo,
con mis frágiles palabras,
con mi alegría fruto de mi encuentro
contigo.
Ayúdame, Señor, a guardar tu Palabra.
A llevarla cosida a mis pensamientos.
A practicarla en las pequeñas obras de
cada día.
A demostrarme a mí mismo
y guardando tus promesas,
es como podré alcanzar la Vida Eterna.
Quiero estar contigo, Señor.
En las horas de luz, cuando a las claras
te veo,
y en las noches oscuras, al sentir que
te pierdo.
En las pruebas amargas, cuando eres mi
bálsamo.
Y en los instantes de soledad cuando
sólo avanzo.
Aquí me tienes, Señor, torpe y débil,
pero recordando que, cumplir y amar tu
Palabra,
es la mejor autopista para llegarme
hasta el cielo.
Amén.
P. Javier Leoz
celebrandolavida.org
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