1.- Reza durante todo el mes de mayo, al inicio de
la comida,
un Ave María.
Conseguirás, entre otras cosas, recordar y
consolidar esta salutación
mariana salida de los labios del Ángel San Gabriel
hacia la Virgen María.
¿Rezas el Ángelus a las 12 del mediodía?
¿Y tres avemarías antes de acostarte?
2.- Desde tiempos inmemoriales, la peregrinación,
es un buscar
la presencia de Dios en lugares que nos hablan y
nos acercan al Misterio.
Un santuario mariano puede ser un rincón en el que
profesar y alimentar
aún más nuestra fe. ¿Cuánto hace que no “viajas” a
un lugar donde la Virgen
te puede ayudar a encontrarte con Jesús?
3.- Recuperar la devoción mariana incluye, entre
otras cosas, la escucha
de la Palabra de Dios.
Sin ella nuestro afecto a María quedaría
incompleto. Siempre que participes
en una procesión o acto mariano, no olvides que el
centro de todo ello
es la Eucaristía y, dentro de ella, la Palabra de
Dios es esencial.
No podemos quedarnos en el amor a la Madre
sabiendo que, Dios,
está por encima de todo. ¿Tienes a mano el
evangelio o la biblia?
4.- El Rosario, lejos de ser una práctica
desfasada (aunque lo sea
muchas veces centenaria) es una forma práctica de
fijar en el
pensamiento las principales estampas de la vida de
Cristo.
Sus misterios de gozo, dolor, luz y gloria nos
ayudan a sintetizar y meditar
el núcleo de nuestra fe. ¿Sabes rezar el rosario?
¿Lo haces frecuentemente?
¿Lo enseñas a los que te rodean?
5.- El culto a la Virgen María, a la fuerza, ha de
desembocar en la
adoración al Señor. Cruz y María, Pascua y Virgen
van siempre de la mano.
¿Recurres a María como intercesora en los momentos
más trascendentales
de tu vida? ¿Existe en tu hogar una imagen que
recuerde que, la vida cristiana,
está cimentada en Cristo pero empujada por María?
6.- El papel de la Virgen María es inseparable de
Cristo.
Avanzó con Él y estuvo con Él hasta el mismo
momento en el que la cruz
se levantó en el calvario. ¿Permaneces al pie de
los dolores de los más cercanos?
¿Eres consciente de que, como María, tú también
puedes interceder ante Dios
para que ayude a los demás en sus pruebas o
fracasos aparentes?
7. Por su total adhesión a la voluntad del Padre,
a la obra redentora
de su Hijo, a toda moción del Espíritu Santo, la
Virgen María es para
la Iglesia el modelo de la fe y de la caridad.
Colaboró por su fe, obediencia, disponibilidad y
sencillez. ¿Te ofreces
a tu parroquia para que la obra de la
evangelización siga adelante
en la caridad, la liturgia, la enseñanza o
cualquier otro tipo de ejercicio
en el apostolado? ¿Eres de los que participas
(como María) o de los que
miras (como el centurión)?
8. La misión maternal de María para con los
hombres de ninguna
manera disminuye o hace sombra a la única
mediación de Cristo,
sino que manifiesta su eficacia.
En efecto, todo el influjo de la Santísima Virgen
en la salvación
de los hombres (LG60). ¿Quién es para ti María?
¿La colocas en el lugar
que le corresponde? ¿Después de mirar hacia
ella…diriges tus ojos
hacia el sagrario que es donde está la fuente de
todo bien?
9. En este Año de la Fe, al decir Creo en Dios,
Creo en Cristo o Creo
en el Espíritu…
¿Recurres a María para que tu fe sea más valiente,
entusiasta, convencida,
purificada y consolidada en el amor y por el amor?
¿Amas, como María,
a Dios, a Cristo y al Espíritu…con toda tu alma y
todo tu ser?
10 ¡Díselo con flores! Un detalle vale poco y dice
mucho.
¿Cuánto hace que no ofreces un ramo de flores a la
Virgen de tu parroquia?
¿Cuánto hace que no llevas una estampa de la Madre
de Dios en tu cartera,
en tu automóvil? ¿Cuánto hace que suprimiste de tu
escritorio o de tu despacho
una imagen de María porque te daba vergüenza
manifestar tu condición cristiana?
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Virgencita de Caacupe, Patrona del Paraguay |