La palabra 'transfiguración' no significa que Jesús haya
escondido su rostro humano tras uno divino, sino que su rostro humano es
también divino, es el Hijo Eterno del Padre hecho hombre, y como Dios, deja ver
su Gloria para que nosotros veamos a Dios en una faz humana.
En efecto, el rostro del Dios-hombre es la misma persona, la persona del Hijo de Dios. Cristo irradiando blancura se viste de luz; la intensidad del brillo nos indica claramente que se trata de los rayos del Padre resplandeciente. Cristo ha querido revelar Su gloria a sus discípulos para que cuando llegara el momento de la Pasión no tuvieran miedo. En Él se cumplen las promesas antiguas, la ley y los profetas. Por eso aparecen con Él Moisés y Elías. Seguir leyendo
En efecto, el rostro del Dios-hombre es la misma persona, la persona del Hijo de Dios. Cristo irradiando blancura se viste de luz; la intensidad del brillo nos indica claramente que se trata de los rayos del Padre resplandeciente. Cristo ha querido revelar Su gloria a sus discípulos para que cuando llegara el momento de la Pasión no tuvieran miedo. En Él se cumplen las promesas antiguas, la ley y los profetas. Por eso aparecen con Él Moisés y Elías. Seguir leyendo
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