San Luis María Grignión de Montfort en los últimos instantes de su vida, es atormentado por el maligno, pero sale victorioso y exclama:
“¡En vano me atacas! Estoy entre Jesús y María (sosteniendo las imágenes en sus manos). ¡Gracias a Dios y a María! He llegado al término de mi carrera. Se acabó: ¡ya no pecaré más!”.
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