Doblemente afectado
Con las flechas del Maligno,
Grito como un enfermo:
“Impóneme el remedio a la herida profunda de mi alma”.
Saca de la mirada de mi espíritu el polvo de los vicios,
El del interior y el del exterior,
Para vea claramente en el cielo
El rostro del Arquetipo.
En vez de escuchar la palabra común
En el espacio de mi oído,
Imprime en él la Palabra de la Santa Escritura,
De los Testamentos en los que habla Dios.
Ubica un centinela cerca de mis labios,
Para que yo no hable en detrimento del alma,
Sino que tome la palabra siempre según tu voluntad,
Para la edificación y beneficio del que escucha.
Acorda la gracia a mis manos activas
Para que no se aplique a los placeres,
Ni a las cosas perjudiciales,
Sino a cumplir el bien durable
Si mis sentidos llegaban a deslizar o escandalizar,
Para no subir la pena,
Haz que yo imite, según el mandamiento,
Al que ha preferido sacrificarse.
Con el fin que no sean para todo mi ser
Una ocasión de caída en el fuego,
Dirige hacia el cielo los pasos de mi alma,
Y afírmalos sobre la Roca inquebrantable.
San Nersés Shnorhalí (1102-1173)
patriarca armenio
Jesús, Hijo Único del Padre, II (SC 203. Jésus Fils Unique du Père, Cerf, 1973), trad. sc©evangelizo.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma