Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

jueves, 6 de junio de 2024

“Amarás al Señor con toda tu alma”



(Dt 6,5; Mc 12,30)
Vemos que Dios nos ha creado con tales deseos que nada de lo creado es capaz de contentarnos. Presenten a un alma todas las riquezas y todos los tesoros del mundo, nada podrá contentarla. Dios la ha creado para él, únicamente Dios es capaz de llenar sus vastos deseos. Si, hermanos míos, ¡nuestra alma puede amar a Dios y eso es la más grande de todas las felicidades!

 
Amando a Dios, tenemos todos los bienes y placeres que podamos desear sobre la tierra y en el cielo (cf. Sal 73,25). Al servirlo, lo glorificamos en cada acción de nuestra vida. Dios es glorificado en la mínima cosa que realicemos, si la realizamos para agradar a Dios. Mientras estamos sobre la tierra nuestra ocupación no tiene nada de diferente a la de los ángeles en el cielo. Lo único que difiere es que sólo vemos todos los bienes con los ojos de la fe. (…)

 
Si, hermanos míos, nuestra alma será eterna en el avenir, como Dios mismo. No, no, hermanos míos, no vayamos más lejos. Perdámonos en este abismo de grandeza.

 

 San Juan María Vianney (1786-1859)
presbítero, párroco de Ars
Sermón para el 9º Domingo después de Pentecostés (Sermons de Saint Jean Baptiste Marie Vianney, Curé d'Ars, II, Ste Jeanne d'Arc, 1982), trad. sc©evangelizo.org

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