María, en el Reino de Dios, es una de las semillas más fecundas, de las ramas más extensas, donde los cristianos pueden anidar a su sombra.
Cuántas veces siendo niño te recé con mis besos te decía que te amaba poco a poco con el tiempo, olvidándome de Ti
por caminos que se alejan me perdí hoy he vuelto, Madre, a recordar cuántas cosas dije ante tu altar y al rezarte puedo comprender que una Madre no se cansa de esperar aunque el hijo se alejara del hogar una madre siempre espera su regreso el regalo más hermoso que a los hijos da el Señor que es la madre y el milagro de su amor
María amó a Dios sobre todas las cosas, por eso fue siempre Virgen, y Dios la amó por encima de toda criatura, por eso la hizo llena de gracia.
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