Santísimo Señor, que bello es despertar y saber que estás a mi lado. Desde que amanece el día quiero llenarme de Ti, y de tu amor que me consuela, que me renueva y me fortalece. Gracias Señor porque sé que a pesar de mis errores nunca dejarás de amarme, todo cambia, la gente, las estaciones, el mundo, las situaciones, pero Tú nunca cambias. Tú eres fiel, nunca te vas, ni te escondes, siempre estás a mi lado, cuidándome, confortándome, animándome y perdonándome. No tengo como agradecerte las muchas formas con las que me demuestras tu amor. Ayúdame a amar como Tú amas, a perdonar como Tú perdonas, a ser bondadosa y misericordiosa como Tú.
Protégenos Señor Jesús, colócanos a mi y a cada uno de los míos adentro del recinto sagrado de Tu Corazón. Y al salir al mundo a extender Tu Reino envuélvenos como en una cápsula, inmersos y sellados por Tu preciosa Sangre, acompañados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la Virgen María y la Corte Celestial.
Gracias Señor por todo y por tanto, Tú sabes que también te amo y que soy todo tuyo.
Amén.
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