Un nuevo aspirante entró en la Orden y así creció el número hasta ocho miembros. Entonces, el bienaventurado Francisco los reunió a todos y les habló largamente sobre el Reino de Dios, sobre el menosprecio del mundo, sobre la renuncia a la propia voluntad y sobre la docilidad. Luego, los dividió en cuatro grupos de a dos y les dijo: “Id, hermanos míos queridos, recorred las diversas regiones del mundo, anunciad la paz a los hombres y predicad la penitencia que obtiene el perdón de los pecados. Sed pacientes en las pruebas, seguros que Dios cumplirá sus designios y será fiel a sus promesas. Responded humildemente a los que os pidan cuenta, bendecid a los que os persigan, dad gracias a los que os insulten y os calumnien: el Reino de los cielos será para vosotros”(cf Mt 5,10-11).
Ellos recibieron con gozo la misión que les fue confiada por la santa obediencia y se prosternaron a los pies de San Francisco que los abrazó a cada uno tiernamente y diciéndoles: “Confiad a Dios todas vuestras preocupaciones, él cuidará de vosotros”(1Pe 5,7). Esta era su frase habitual cuando enviaba a un hermano a la misión.
Tomás de Celano (c. 1190-c. 1260)
biógrafo de San Francisco y de Santa Clara
“Vita Prima” de San Francisco § 29.evangelizo,org
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma