La oración es un retoño de la mansedumbre y de la ausencia de cólera.
La oración es fruto de la alegría y la acción de gracias.
La oración es exclusión de la tristeza y del desaliento. […]
Si deseas rezar correctamente, no entristezcas a nadie, Sin esto, en vano corres.
Está escrito, deja tu ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano (cf. Mt 5,23-24). Habiendo vuelto, rezarás sin turbación ya que el resentimiento enceguece la razón del que reza y oscurece sus oraciones.
Los que acumulan interiormente penas y resentimientos se asemejan a gente que saca agua para verterla en un barril agujereado. […]
Si quieres rezar “en espíritu”, no tengas aversión por nadie y no tendrás nubes que te obscurezcan la vista durante la oración. […]
La atención en busca de la oración, encontrará la oración. Si algo sigue a la oración, es la atención. Es necesario, entonces, aplicarse.
Tal como la vista es lo mejor de todos los sentidos, la oración es la más divina de todas las virtudes. […]
Cuando en tu oración hayas llegado arriba de toda alegría, es entonces que en verdad has encontrado la oración
Evagrio Póntico (345-399)
Monje en el desierto de Egipto
Filocalia de Padres Népticos, Capítulos sobre la oración (Philocalie des Pères neptiques, Chapitres sur la prière, DDB-Lattès, 1995), trad. sc©evangelizo.org
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