Toma,
Espíritu Santo, todos mis orgullos y vanidades, y quema todo eso con tu
fuego divino. Dame la sencillez de los santos, la alegría humilde de
Francisco de Asís, la generosidad desinteresada de Teresa de Calcuta, el
amor a Jesus Eucaristía de San Juan Pablo II, el afán de almas de San
Josemaría.
Ven Espíritu Santo, y regálame esa profunda sabiduría de la sencillez interior.
Amén.
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