Esfuércense en alcanzar conformidad con Dios y respétense unos a otros. Que ninguno mire a su prójimo según la carne, sino que ámense los unos a los otros siempre, en Jesucristo.
Que no haya nada entre ustedes que tenga poder para dividirlos, sino que permanezcan unidos con el obispo y con los que los presiden, como un ejemplo y una lección de incorruptibilidad. Por tanto, tal como el Señor no hizo nada sin el Padre (cf. Jn 5,19 Jn 5,30 Jn 8,28) por ser uno con Él, ni por los apóstoles, no hagan nada ustedes, sin el obispo y los presbíteros. No piensen que algo es bueno para ustedes separados de los otros, lo bueno es lo que hacen en común.
Una oración en común, la misma suplicación, un solo espíritu, la misma esperanza animada por el amor (Ef 4,4-6), en la alegría pura. Todo es Jesucristo, nada hay que sea mejor que Él. Apresúrense a congregarse en el único templo, Dios, como ante el único altar, Jesucristo, que vino del Padre, sin dejar de ser uno con Él.
San Ignacio de Antioquia (¿- c. 110)
obispo y mártir
Carta
a los Magnesios, 6-7 (SC 10 bis, Lectures pour chaque jour de l’année
II, Prière du Temps présent, Cerf, 1971), trad. sc©evangelizo.org
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