Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
gadgets para blogger

ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

lunes, 5 de diciembre de 2022

UNA ADVERTENCIA DE UN ÁNGEL DE LA GUARDA ...

 ...SOBRE LOS QUE NO AYUDAN A LAS POBRES ALMAS, PUDIENDO HACERLO


La venerable Arcángela Panigarola, monja dominica, priora del monasterio de Santa Marta en Milán, tenía un extraordinario celo por el alivio de las almas del Purgatorio. Rezaba y hacía rezar por todos sus conocidos, e incluso por los desconocidos, cuya muerte le fuese mencionada.
Su padre, Gotardo, al que ella quería mucho, era uno de esos cristianos mundanos que no se preocupaban en rezar por los difuntos. Este falleció, y Arcángela, desolada, comprendiendo que su querido difunto necesita más oraciones que lágrimas, se decidió a encomendarlo a Dios mediante sufragios especiales.
Pero, sorprendentemente, esta resolución casi no se llevó a efecto: esta hija, tan piadosa y tan devota de su padre, terminó haciendo poco por su alma. Dios permitió que, a pesar de sus santos propósitos, perdiese constantemente de vista a su padre para ocuparse de otras almas.
Finalmente, un acontecimiento inesperado vino a explicar este extraño olvido, y a despertar la devoción de la monja por su padre.
En el Día de la Conmemoración de los Difuntos, se había encerrado en su celda, dedicándose únicamente a ejercicios de piedad y penitencia por las almas. De repente, se le apareció su ángel de la guarda, la tomó de la mano y la condujo en espíritu al Purgatorio.
Allí, entre las almas que vio, reconoció la de su padre, sumergida en un estanque de agua helada. En cuanto Gotardo vio a su hija, se levantó hacia ella, y en medio de un gemido, le reprochó el haberlo abandonado en sus sufrimientos, mientras que no había dejado de tener caridad para con otros, aliviando y liberando almas de desconocidos.
Arcángela guardó silencio, reconociendo que era verdad lo que le reprochaba. Luego respondió en medio de lágrimas: "Oh mi amado padre, haré todo lo que me pidas. Que el Señor conceda que mis súplicas te liberen lo antes posible".
Ella no podía salir de su asombro, ni entender cómo había olvidado así a su padre querido. Pero su ángel, tras traerla de vuelta, le hizo saber que este olvido había sido el resultado de una disposición de la Justicia Divina. Le dijo: “Dios lo permitió como castigo por el poco celo que en vida tuvo por Dios, por su propia alma y por las almas de los demás. Lo viste atormentado y congelado en un lago de hielo, en castigo por su tibieza en el servicio de Dios y su indiferencia por la salvación de las almas. Es cierto que tu padre no tenía malas costumbres, pero no mostraba ninguna inclinación por el bien, por las obras piadosas y caritativas a las que la Iglesia exhorta a los fieles. Por eso Dios permitió que fuese olvidado, incluso por ti, ya que habrías ayudado muchísimo a reducir su castigo".
La Justicia Divina suele infligir este castigo a los que carecen de fervor y caridad: permite que sean tratados de la misma forma como lo hicieron con Dios y con sus hermanos. Esta es, además, la regla de Justicia que el Salvador establece en el Evangelio: "La medida que uséis con los demás, será usada con vosotros".
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...