El Jordán, aterrorizado por tu venida en la carne, oh Cristo, temblando remonta su curso; Juan, cumpliendo su oficio espiritual, se hace pequeño en su temor. El ejército de los ángeles estaba sobrecogido de estupor viéndote en el río, bautizado según la carne; en cuanto a los de las tinieblas han sido alumbrados, y nosotros te cantamos, Señor, a ti que te manifiestas e iluminas el universo.
La memoria del justo debe ser exaltada, pero a ti, Juan el Precursor, te basta con el testimonio del Señor. En verdad, tú eres el más venerable de los profetas, porque has sido digno de bautizar en las aguas aquel que los demás profetas tan sólo habían anunciado. Por eso, después de haber luchado por la verdad, te has ido al dominio de los muertos a anunciar a Dios aparecido en la carne, aquel que quita el pecado del mundo (Jn 1,29) y nos da su gran compasión.
El glorioso martirio del Precursor ha sido una etapa en la obra de la salvación, porque incluso en la estancia de los muertos ha anunciado la venida del Salvador. Que gima hoy Herodías ella que pide este asesinato impío, porque no es la ley de Dios ni la vida eterna lo que ama, sino las ilusiones que duran un momento.
Liturgia bizantina
Troparios y kondakion de San Juan Bautista evangelizo.org
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