Oh María, mujer de las más sublimes alturas,
enséñanos a escalar la montaña santa que es Cristo.
Guíanos en el camino de Dios, marcado por las huellas de tus pasos maternales.
Enséñanos el camino del amor, para siempre poder amar.
Enséñanos el camino de la alegría, para hacer felices a los demás.
Enséñanos el camino de la paciencia, para poder acoger a todos con generosidad.
Enséñanos el camino de la bondad, para servir a los hermanos que pasan necesidades.
Enséñanos el camino de la simplicidad, para disfrutar de las bellezas de la creación.
Enséñanos el camino de la mansedumbre, para traer paz al mundo.
Enséñanos el camino de la fidelidad, para nunca cansarnos de hacer el bien.
Enséñanos a mirar a lo alto, para no perder de vista el objetivo final de nuestra vida:la comunión eterna con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén.
Guíanos en el camino de Dios, marcado por las huellas de tus pasos maternales.
Enséñanos el camino del amor, para siempre poder amar.
Enséñanos el camino de la alegría, para hacer felices a los demás.
Enséñanos el camino de la paciencia, para poder acoger a todos con generosidad.
Enséñanos el camino de la bondad, para servir a los hermanos que pasan necesidades.
Enséñanos el camino de la simplicidad, para disfrutar de las bellezas de la creación.
Enséñanos el camino de la mansedumbre, para traer paz al mundo.
Enséñanos el camino de la fidelidad, para nunca cansarnos de hacer el bien.
Enséñanos a mirar a lo alto, para no perder de vista el objetivo final de nuestra vida:la comunión eterna con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén.
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