Así te proclaman, Madre, en el Cielo, y a tan algo rango Dios te elevó por ser Madre del Hijo, Rey del Universo.
Acoge las palabras de tu vasallo hijo, palabras que te rinden pleitesía, palabras de alguien que te debe amor y te paga con el mismo sentimiento.
Reina de cielos y tierra, Reina de almas y corazones, Reina de reyes, quisiera grabar, en el trono en que te asientas, un beso; de la corona que ciñe tu divina cabeza, ser una estrella, o un simple hilo de ese manto real que te tejieron los ángeles del Cielo.
Quisiera Reina, quisiera, Madre, formar parte de ese fiel séquito que se gloría con tu sola presencia.
Desde aquí, desde la tierra, me consuelo sabiendo que en mi corazón y en mi alma, también reinas.
¡Santa María Reina, ruega por nosotros!
Madrid, España
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